viernes, 13 de septiembre de 2024


 El propio Guacanagarix se encontraba postrado en una hamaca, quejándose de 

una pierna, que decía le había sido lesionada al sufrir ellos también el ataque de la tribu

que habían destruido el fuerte y matado 

a sus pobladores. A petición de Colón, el 

Dr. Álvarez Chanca examinó la pierna 

del indio, y aunque Guacanagarix decía 

“que le dolía mucho”, el galeno dicta-

minó pericialmente que el cacique “no 

tenía más mal en aquella que en la otra”, 

lo que dejaba claro su falsedad y que éste 

era, con muy probable seguridad, tam-

bién culpable de la masacre efectuada. 

A pesar de ello, Colón no actuó, 

según refiere el Dr. Chanca, fingiendo 

aceptar la versión del cacique. Éste pare-

ce ser que desde ese momento fue amigable con los españoles y obsequió a Colón un arca 

llena de oro. También tuvo el galeno que hacer un nuevo diagnóstico, en este caso de la 

lesión de un indio que “respiraba” a través de una herida en la espalda.

Después de estos hechos, Colón decidió fundar en la isla una ciudad, que llamó La 

Isabela en honor a la reina Isabel La Católica. Consultó el Almirante al Dr. Álvarez Chan-

ca, sobre el lugar que había elegido para su emplazamiento, objetando éste que el sitio no 

era salubre, por tener ciénagas cercanas, en vista de lo cual, Colón eligió otros terrenos 

de mejores condiciones, mandando construir una iglesia, un almacén para las tropas y un Hospital. 

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