El doctor Chanca ocupa un lugar de relieve en el segundo
viaje colombino o de «confirmación» y «colonización», pues su
crónica tal vez sea la de mejor calidad de entre las del segundo
viaje y una de las mejores de entre todas las colombinas. Su
carta, no fue en modo alguno dirigida al Cabildo catedralicio de
Sevilla sino a su Ayuntamiento. Después de su aventura colom-
bina, ejerce su profesión en Sevilla y escribe tratados de medi-
cina. Se ha puesto de manifiesto en este trabajo que no nació en
Sevilla y que, probablemente, haya que buscar sus orígenes en
la Sierra de Gata, concretamente en Acebo (noroeste de Cá-
ceres). Por otra parte, este médico es testigo de un hecho fran-
camente raro y digno de ser estudiado con más detenimiento: la
práctica del toque regio por parte de un rey de Portugal que en
nada toca a las dinastías que gozaban de dicha virtud. Hasta la
fecha no se ha encontrado ninguna razón plausible que pueda
explicar este fenómeno.
Por otra parte, dentro de lo que hoy podríamos llamar «so-
ciología médica» no debe soslayarse el importante papel desem-
peñado por Chanca como médico de cámara de los Reyes Cató-
licos junto con su poder e influencia en la corte por este mismo
motivo.
En el campo estrictamente médico es su relevancia relativa-
mente significativa. Aquí Chanca es un epígono nato; su menta-
lidad sigue siendo medieval. En efecto, en estos primeros años
del siglo XVI, la medicina tiene mucho de medieval; más tarde
vendrá la gran novedad de la anatomía, el vigor de la cirugía y
los primeros conatos de renovación. Pero, no han llegado toda-
vía en los días de nuestro médico. Este hombre que ha partici-
pado en el descubrimiento del Nuevo Mundo y que ha captado
allí tan novedosos aspectos de la realidad natural, no ha podi-
do enrolarse todavía en una empresa descubridora similar en el
campo de la medicina.
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