miércoles, 31 de julio de 2024



 


 Los soldados que acompañaban a Colón, verdaderamente afectados y enfurecidos, 

culpaban al cacique indio Guacanagarix o Guacamari, pero éste y los indios de su tribu 

acusaban especialmente al cacique Caonabo, de otra tribu, la de los caribes, aunque de las 

manifestaciones que realizaban en su propia defensa y culpando a esa tribu, se desprendía, 

más o menos claramente, la indignación que vendría invadiendo a los integrantes de las 

tribus, ante el patente abuso a que sometían a las mujeres indias los colonos y soldados, 

del fuerte La Navidad, todos fallecidos en el ataque realizado por los nativos.

El propio Guacanagarix se encontraba postrado en una hamaca,  quejándose de 

una pierna, que decía le había sido lesionada al sufrir ellos también el ataque de la tribu

que habían destruido el fuerte y matado 

a sus pobladores. A petición de Colón, el 

Dr. Álvarez Chanca examinó la pierna 

del indio, y aunque Guacanagarix decía 

“que le dolía mucho”, el galeno dicta-

minó pericialmente que el cacique “no 

tenía más mal en aquella que en la otra”, 

lo que dejaba claro su falsedad y que éste 

era, con muy probable seguridad, tam-

bién culpable de la masacre efectuada. 

A pesar de ello, Colón no actuó.