domingo, 21 de julio de 2024



 Sobre su apariencia algún autor, que posiblemente pudo tener acceso a algún retrato 

del galeno, señala: “…sujeto un poco ampuloso…ilusionado y artista…con largo 

semblante de pelícano, y oliscando todo suceso…”. De acuerdo a la costumbre de esa 

época, el Dr. Álvarez Chanca, aunque los avatares clínicos a veces pudiesen influir en 

ello, vestiría, de forma ciertamente solemne, un traje oscuro con pequeñas boca mangas 

de encaje blanco y un cuello alto rizado, cubriéndose en invierno con una elegante pelliza 

de piel fina.


En cuanto a su preparación galénica, dado su prestigio debía ser muy buena. En esa 

época los médicos habían estudiado las obras de Galeno, Hipócrates, Avicena, Villanueba 

(sic) y Razhes; si bien sus estudios anatómicos eran deficientes, pues en su mayoría sólo 

habían practicado contadas disecciones. También, en algunos textos de la época se 

exponía cómo debian realizarse las exploraciones médicas al paciente y la observación 

que se debía hacer, en todo caso, de la orina y las heces fecales. Seguidamente, con más 

o menos suficiencia, el médico diagnosticaba y dictaminaba, con palabras generalmente 

muy profesionales e incluso latinismos, procediendo a la prescripción que consideraba

adecuada. Si el problema era quirúrgico, se actuaba con los medios y material de cirugía 

de que se dispusiese en esos momentos, a ser posible con la precisa anestesia. 

Tras hacer escala en isla La Gomera, en Canarias, donde, como el propio Dr.

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